LA HISTORIA
LIMONCELLO
LIMONCELLO
Mucho más que un digestivo
El limoncello es un licor dulce obtenido de una receta antigua transmitida
de generación en generación. Se produce infundiendo las cáscaras de los mejores
limones en alcohol, mezclando sabiamente agua, azúcar, tiempo y pasión.
Un licor que representa a Nápoles en todo el mundo, Hoy el limoncello es sin duda uno de los productos enogastronómicos más famosos de Italia en el mundo: un classico digestivo si se sirve frío,
el limoncello es agradable también a temperatura ambiente, mezclado con tónica o champán.
Su uso también es frecuente en helados o ensaladas de frutas.
En la región de Nápoles, donde se encuentra su mayor producción, el limoncello
suele terminar el almuerzo o la cena, en un ritual social similar al del café.
A los más aventureros les encanta como aperitivo, antes de empezar
una cena en buena compañía.
Su paternidad se disputa entre las nobles regiones de Sorrento, Amalfi y Capri, pero lo cierto es que limoncello nació en una de las tierras más bellas y elegantes de Italia, en las afueras de Nápoles.
La tradición dice que en comienzo del siglo Novecientos, las grandes familias de Sorrento siempre regalaban a sus invitados una copa de limoncello, el licor elaborado en casa
con los mejores cítricos de los limoneros de la familia.
Se dice que este licor en realidad tiene orígenes aún más antiguos y que era utilizado por los pescadores de Amalfi para combatir el frío penetrante del invierno. También hay quienes creen que la receta nació dentro de un monasterio para deleitar a los frailes entre una oración y un rosario.
Sin embargo, hay una ciudad que tiene ventaja sobre todas las demás:
fue una familia de Capri la que registró por primera vez la marca “Limoncello”,
ahora conocida en todos los rincones del mundo.
Se dice que en Isola Azzurra, en un pequeño y típico hostal, había un jardín maravilloso
con limones y naranjas. Cuidando de esto oasis de olores y sabores estaba
la señora María Antonia qué con sus limones creado un licor excepcional que solía
ofrecer a sus huéspedes.
María Antonia le pasó su receta a su nieto Massimo, quien durante la "dopoguerra"
abrió un restaurante donde fue servido el famoso limoncello de su abuela.
La receta llegó a su hijo que decidió iniciar una pequeña producción artesanal de limoncello.
Fue Massimo quien, años más tarde, registró la marca "Limoncello".